¿Quién soy?



Te acompaño a lo largo de toda tu vida, pero a medida que te haces mayor dejo de ser esencial. Los tiempos cambian y ya todos me dáis por muerto, pero cuando no estáis seguros de algo siempre recurrís a mí y yo, como un tonto, dando la vida por vosotros. Me quiero explicar bien, no quiero que hayan malos entendidos: yo pago vuestra lealtad con mi vida, pero cuando me veis moribundo me apartáis de vuestras enloquecedoras vidas.

Os ayudo a pensar, a expresaros, a ver incluso la vida de otro color, pero lo único que recibo a cambio son desplantes colosales cuando veo que me dejáis por otro más joven que yo. ¿Qué es lo que os da él que yo no tenga? Tanto los otros como yo estamos hechos con el mismo patrón, la única diferencia es que detestáis el paso del tiempo, la vejez, y preferís a alguien que no os dé tanta guerra como yo, que no os recuerdo lo felices que eráis cuando me teníais.

Desde que sois pequeños os acompaño sin rechistar e incluso os he ayudado a cometer vuestras primeras fechorías. Para vuestros padres siempre he sido su primera opción para manteneros calmados y entretenidos mientras ellos gozaban de ratos tranquilos.

Ahora ya los hay más modernos, de aquellos que son eternos, pero nunca serán igual que los de mi especie, fortalecidos a base de trazos largos y emotivos, golpes, muertes y abandonos repentinos. Sólo os pido que, una vez escojáis a uno de los míos para dar forma a vuestros pensamientos, no dejéis que se cubra de polvo nunca, permitid que sea testigo hasta sus últimos días de vuestra creatividad.


Os saluda atentamente: un lápiz.