Quiéreme si te atreves

Photo credit: Hoffnungsschimmer via Foter.com / CC BY


Julien y Sophie seguían amándose aunque el destino no les dejaba estar juntos. Ahora la caja estaba en manos de Sophie, debía pensar en un nuevo reto para Julien como hicieron en su infancia y adolescencia y, como siempre, formular la frase cap ou pas cap? (¿capaz o incapaz?) a la que sabía que Julien respondería cap. Ha pasado mucho tiempo desde que se vieron por última vez, a propósito de la caja de metal, fue hace dos años cuando Julien le preguntó:

—Cásate conmigo, ¿cap ou pas cap? —pronunció esas palabras lazándole de repente la caja a Sophie, pero ella no fue a su rescate, dejó que rodar y rodara hasta llegar calle abajo.

—¿Estás loco? ¿Cómo me pides semejante tontería? Sabes que estoy con Paul para alejarme de ti y ahora vienes con esta sandez —Julien nunca la había visto tan enfadada. Sus apuestas eran arriesgadas y esta se llevaba la palma.

Tras una fuerte discusión las vidas de ambos tomaron caminos muy distintos. Sophie sentía rabia por la proposición de Julien ¿por qué no se lo había ofrecido antes? Así que puso todo su empeño en pensar un reto que le fastidiese a él también.

Fue a su casa y picó al timbre, pero no fue él quien abrió la puerta sino su esposa Sylvie:

—Hola ¿a quién buscas?

—A Julien, tu marido —respondió Sophie con un gesto de rabia y dirigiendo su mirada al anillo de diamantes que lucía.

—Pues ahora no puede salir, disculpa...

—¡Pues sí va a venir! Julien, ¿me oyes? ¡Soy Sophie! —gritaba mientras la puerta se entrecerraba y la aguantaba para que no acabara en portazo.

—¿Qué pasa Sylvie? ¿Qué es todo este jaleo?

—Julien, ella no quiere que nos veamos, me ha dicho... me ha dicho que no estabas y yo... yo solo quería darte esto —decía Sophie sollozando y mostrándo la cajita de hojalata.

—-Gracias, pero no tenías por qué hacerlo. Disculpa, pero tengo cosas que hacer, debo volver adentro —cerró la puerta con fuerza no sin antes recoger el objeto de las manos de su ex amiga y compañera.

Los días pasaron y nada sucedió, él deseaba que pasara el tiempo, dejar que las cosas vinieran por sí solas. Odiaba ver día tras día esa caja dentro de su mesita de noche, no obstante, tras una fuerte discusión con Sylvie, decidió abrir su tapa. En ella había un pequeño papel que decía:

VEN A VERME, ESTARÉ TODOS LOS DÍAS ESPERÁNDOTE EN EL CAFÉ MARTIN A LAS CINCO ¿CAP OU PAS CAP?

En ese momento eran las cuatro y media y pensó que sería buena idea revivir esos momentos de locura con ella, la relación con su mujer iba de mal en peor y no soportaba sus celos enfermizos. Estaba convencida que él la dejaría por su amiga de la infancia, aquella que siempre tenía en boca. Julien se apresuró para darse una ducha y vestirse con sus mejores galas, pero sin pasarse (no quería que ella viera que todo iba a ser fácil a partir de ahora). 

Llegó a las cinco y cinco y ella estaba allí, esplendorosa como siempre. Decidió mirarla a través de la ventana, algo que sin querer le hizo esbozar una inocente sonrisa  y fue entonces cuando Sophie le cazó in fraganti. Él entro y empezaron a hablar de lo que había pasado en estos dos años de separación y cómo lo habían llevado uno y otro. Los primeros instantes fueron tensos aunque poco a poco el ambiente se fue distendiendo. 

—Llevo esperándote aquí tres meses, día tras día. Me alegro que finalmente hayas decidido venir. Nuestro último intento por seguir juntos para siempre fue una locura: ¡dejar que el cemento nos sepultara en los cimientos de una construcción!

—¿Entonces qué propones? Ya sabes que ahora te toca a ti retar a lo grande, igualar o mejorar mi estúpida idea.

—¿Estás seguro que eso es lo que quieres? Pues perfecto, tengo una idea brillante: qué tal si fingimos nuestra muerte y huimos a una isla paradisíaca para empezar de cero?

—¿Ah sí? ¿Y cómo fingirás nuestras muertes, eh?

—Pues con un veneno muy potente que he comprado, ¿lo ves? —mostrando su contenido a Julien- lo que hace es que causa la muerte inminente pero al cabo de cinco horas revive a aquel que se lo toma.

—¿De dónde sacas estas locas ideas?

—Dime, ¿aceptas? ¿Sí o no?- Sophie parecía impacientarse por momentos. Su idea era muy descabellada pero sabía que él aceptaría, su vida se había vuelto extremadamente monótona.

—Sabes bien que el no no existe para ti.Claro que sí acepto Sophie, acepto ir a cualquier sitio que vayas siempre que estemos juntos.

—Vale, pues ahora tómate esto. ¡Buena suerte!

El efecto fue instantáneo, ambos cayeron desplomados al suelo y el café Martin se llenó de ambulancias  y curiosos. Estaban clínicamente muertos y los varios intentos de reanimación no funcionaron, no se podía hacer nada por ellos. Sus cuerpos yacían inertes en la morgue esperando ser revividos, pero lo que Sophie no le contó a Julien es que no había vuelta atrás, odiaba todo lo que él representaba. Esos dos años de ausencia se habían vuelto eternos y esperaba devolverle con la misma moneda todo lo que le había hecho sufrir acabando con su vida, sus vidas. Así ya no tendría que alimentar sus recuerdos ni pensar más retos para retroalimentar su amor. Fue en ese momento cuando Sophie eligió por última vez retarle y contestar por él pas cap.

*Para los curiosos, la escena final de la película Quiéreme si te atreves era la siguiente:




No hay comentarios:

Publicar un comentario