Octubre literario y social en el CCCB




A pasos agigantados se acerca un intenso mes de octubre. Suele ser el mes en el que poco a poco le vamos cogiendo el ritmo a la rutina, los días oscurecen antes y empezamos a desear incesantemente unas nuevas vacaciones. Pues bien, para mí estas próximas semanas van a ser de infarto.

El motivo de mi excitación es que el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (mi querido CCCB) va a organizar una serie de encuentros literarios con escritores de primer nivel y todos en el mes de octubre. Me hubiera gustado que planificaran estas citas con más espacio entre ellas para degustarlas y digerirlas poco a poco, ¡pero mejor esto que nada! Como buena lectora y humilde escritora, valoro mucho el esfuerzo realizado por el CCCB para juntar tanto talento porque no ha debido ser fácil cuadrar las agendas de escritores de la talla de Arundhati Roy, Chimamanda Ngozi Adichie, Angela Davis y Colson Whitehead.

La oportunidad de conocer estas personalidades considero que es única. No sé si en algún otro momento tendré la oportunidad de conocer a tantos personajes en tan poco tiempo. Siento que estas próximas semanas van a ser de vértigo y que debo aprovecharlas al máximo. De sus entrevistas espero conocer su fondo humano y, si se dejan, entender qué es lo que les hizo traspasar el papel y hacerse escritores. Sería interesante saber cómo es su proceso de creación (qué les motiva a escribir tal o cual cosa, cuántas horas dedican a la escritura y la lectura, cómo es su lugar de trabajo, sus manías, etc.) y conocer qué se siente al ser tan seguido por tanta gente. En resumen, me interesará saber todo lo relacionado con ellos, observar cómo hablan y se expresan, sentir que son iguales al resto de los mortales.

Mi objetivo este mes de octubre es daros una pequeña pincelada de sus visitas que sin duda seguro os encantarán y de las cuales pienso que, al igual que yo, podéis aprender mucho. Quiero narrar mis impresiones de cada uno de los encuentros y las lecciones aprendidas en cada una de ellas. Espero que ahora entendáis a la perfección la alegría que tengo al daros a conocer mis planes para este mes. Ojalá en un futuro se animen a venir más escritores de calidad al CCCB y os pueda mostrar cómo son, cómo piensan y sus próximos proyectos.

Fallo del I Concurso Literario Antro Narrativo



Por fin puedo compartir con vosotros una noticia que se viene cociendo desde el mes de julio cuando Pipervalca publicó la ganadora del I Concurso Literario Antro Narrativo. El concurso consistía en escribir un relato en el que el/la protagonista fuera una persona negra. Para los que no lo sepáis, Pipervalca es escritor y creador del blog Antro Narrativo, un espacio de referencia para todos aquellos que buscamos inspiración en nuestros personajes de color. 

Pues bien, por primera vez se atrevió a dar un paso más en su trayectoria y decidió lanzar este certamen que animaba a todos los suscriptores de su espacio a participar. La ganadora fue Luna Paniagua una escritora de gran experiencia con su relato Alas de mariposa, a la cual desde aquí vuelvo a felicitar. Además de anunciar a la ganadora, cada uno de los integrantes del jurado escogió un finalista y para mi sorpresa mi relato titulado Okra de chocolate fue elegido. Esta noticia me dio sin duda un chute de energía para continuar con la escritura porque de vez en cuando no van nada mal estas alegrías. 

Sin más, os dejo el enlace donde podéis descargaros la antología y leer los apasionantes relatos que la conforman. Os animo a que dejéis vuestros comentarios sobre qué os han parecido las historias de esta primer edición.

¿Dónde están los lectores del futuro?



Este post lo escribo a raíz de una conversación que tuve con una amiga respecto a las bibliotecas. Le expliqué que yo de pequeña pasaba largo tiempo allí para que mis padres pudieran trabajar tranquilos. Ella me respondió con un <<eso lo hacen muchos padres>> comentario que me chocó ya que nunca lo había visto de esa manera. A los cinco o seis años mis padres me llevaron a la biblioteca por primera vez. En ese instante apareció mi curiosidad lectora.

Últimamente he visitado de forma asidua una de las que tengo cerca de casa (tengo tres a menos de diez minutos). Allí me he dedicado a escribir, a leer e incluso a trabajar a distancia. La sala de estudio abría ininterrumpidamente de diez de la mañana a once de la noche proporcionándome un poco más de libertad para disfrutar del silencio y la concentración. En estos días me he dado cuenta que hay muchos niños que visitan la biblioteca a menudo. Muchos de ellos simplemente van a devolver los libros que han leído durante este verano para coger nuevos mientras otros pasan horas y horas en la sala infantil jugando entre ellos o jugando en línea.

Al verlos pasando largas horas allí me teletransporté a otra época en la cual yo era una de ellos y no paraba de ir de un sitio a otro. Analicé el perfil de cada uno de y la verdad es que me todos ellos tenían el mismo. Eran niños con padres u otros familiares que realmente no se encontraban acompañándolos en ese instante. A veces estos se encontraban en la planta de arriba utilizando los ordenadores que proporciona la biblioteca otros, estaban estudiando y una pequeña minoría estaba paseando el perro alrededor del edificio. Algunos de ellos entraban con sus hijos a las tres de la tarde y no se iban hasta casi las nueve de la noche. Largas horas en las que los pequeños están solos, pero gracias a que hay un par de bibliotecarias que les asisten en todo, los padres tienen la certeza de que se encuentran en buenas manos. El problema que encuentro es que esta tarea no forma parte de las funciones del bibliotecario/a y muchas veces se arman de paciencia para lidiar con algunos que no siempre son tranquilos. Es como si los familiares pensaran que son una especie de canguros que están allí para cuidar a sus hijos todas las tardes de verano.

Muchos, de tanto estar en contacto con libros de todo tipo y revistas, se han aficionado a la lectura. Quizá gracias a las diversas actividades que organiza el sitio como cuentacuentos, presentaciones de libros infantiles e incluso exposiciones llamativas sobre la magia en la literatura infantil y juvenil. Algunos de ellos se llevan hasta cuatro o cinco libros que reservan durante un mes. Los más valientes se atreven incluso con libros completamente en inglés aprovechando que es una de sus lenguas maternas.

Está claro que cualquier excusa es buena para generar un nuevo lector y cómo no, agradezco que mis padres me dejaran pasar el tiempo en una biblioteca, al igual que los niños que he conocido estos días, ya que eso me ha hecho valorar que tengo un tesoro cuando estoy acompañada por un libro. Sin ese gesto probablemente nunca hubiera conseguido obtener el récord de libros leídos en inglés de mi escuela o nunca me hubiera atrevido a escribir unas líneas fuera de mis quehaceres para expresar lo que siento. Solo espero y deseo que hayan más niños y niñas como yo que aprecien la lectura y se hagan grandes con ella porque es gratis la aventura de leer y disfrutar de nuestra imaginación.