¿Quién soy?



Te acompaño a lo largo de toda tu vida, pero a medida que te haces mayor dejo de ser esencial. Los tiempos cambian y ya todos me dáis por muerto, pero cuando no estáis seguros de algo siempre recurrís a mí y yo, como un tonto, dando la vida por vosotros. Me quiero explicar bien, no quiero que hayan malos entendidos: yo pago vuestra lealtad con mi vida, pero cuando me veis moribundo me apartáis de vuestras enloquecedoras vidas.

Os ayudo a pensar, a expresaros, a ver incluso la vida de otro color, pero lo único que recibo a cambio son desplantes colosales cuando veo que me dejáis por otro más joven que yo. ¿Qué es lo que os da él que yo no tenga? Tanto los otros como yo estamos hechos con el mismo patrón, la única diferencia es que detestáis el paso del tiempo, la vejez, y preferís a alguien que no os dé tanta guerra como yo, que no os recuerdo lo felices que eráis cuando me teníais.

Desde que sois pequeños os acompaño sin rechistar e incluso os he ayudado a cometer vuestras primeras fechorías. Para vuestros padres siempre he sido su primera opción para manteneros calmados y entretenidos mientras ellos gozaban de ratos tranquilos.

Ahora ya los hay más modernos, de aquellos que son eternos, pero nunca serán igual que los de mi especie, fortalecidos a base de trazos largos y emotivos, golpes, muertes y abandonos repentinos. Sólo os pido que, una vez escojáis a uno de los míos para dar forma a vuestros pensamientos, no dejéis que se cubra de polvo nunca, permitid que sea testigo hasta sus últimos días de vuestra creatividad.


Os saluda atentamente: un lápiz.



Los cuatro puntos básicos del turismo solidario



Ayer asistí por primera vez a una charla organizada por la librería Altaïr, la librería por excelencia en cuanto a viajes y cultura se refiere. Suelen hacer charlas sobre temáticas relacionadas con viajar y sobre todo, sobre libros y la experiencia de sus escritores. 
Para mi primera asistencia elegí la organizada por una agencia de voluntariado internacional que ofrece vacaciones alternativas en América, África y Asia.

La agencia se llama Tumaini, que en swahili quiere decir esperanza, y opera en la ciudad de Madrid. Sus colaboradores provienen de diversos lugares de España y a la conferencia asistieron colaboradores, futuros voluntarios y curiosos. Dos de las responsables de la organización nos dieron varias pinceladas de los destinos donde operaban. Creo que el punto bueno de esta organización es que todos los voluntariados que ofrecen han sido previamente vividos por sus integrantes, sabiendo de buena mano si el lugar es recomendable o no. La estancia mínima es de 2 semanas, pero incluso se puede negociar con ellos una duración menor. 

El tipo de voluntariado que ofrecen es muy variado, desde la alfabetización de niños y adultos, pasando por la preservación de la fauna y flora de ecosistemas muy variados. Algo que encontré también interesante es poder ver vídeos y fotos realizadas por los propios voluntarios e incluso poder escuchar el relato de una de ellos, vía Skype, tras su estancia en la India ayudando refugiados nepalíes y de otra de ellas, que volvía a España un tiempo para volver pronto a lo que ella considera su hogar, en una isla de Kenia, 

Lo que saqué en claro de esta conferencia es que para poder realizar este tipo de turismo hay que:

- Tener bastante dinero ahorrado. El simple hecho de colaborar no baja de los 1000 euros y en este gasto no está incluido el vuelo. El coste alto de la actividad es porque con este importe se compensa a los organizadores, que muchas veces son locales, para que puedan seguir llevando su actividad sin ningún problema.

- Desde mi punto de vista, tener disponibles más de 2 semanas para poder aprovechar como se merece esta experiencia. Es bien sabido por todos que los vuelos a lugares tan recónditos como Bolivia, Nepal e Indonesia no son nada baratos, así que lo ideal siempre es contar con bastantes días para disfrutar de estas preciosas localizaciones.

- Estar preparado para vivir una de las experiencias más remarcables de nuestras vidas. Creo que todo el mundo, en alguna etapa de nuestras vidas, estamos preparados para vivir este tipo de viajes. Para ello, es necesario tener la mente muy abierta y receptiva a nuevas realidades, bastante distintas de lo que se puede vivir en nuestras sociedades occidentales.

- Tener conocimiento previo de cuál va a ser el entorno que nos rodeará en las próximas 2 semanas o 3 meses. De esto ya se encarga Tumaini, con una formación previa al voluntariado de forma online y también con la aportación de un diccionario de supervivencia básico en el idioma local.

Hasta aquí mi pequeña aportación tras mi asistencia al la charla de esta interesante agencia que hace posible el sueño de muchos de realizar el viaje de sus vidas, pero creando un lazo más estrecho con la comunidad a través de la cooperación. 

Esencias de un viaje a Roma




Hace poco más de un mes hice una visita relámpago a Roma de 3 días y 3 noches en los cuales hubo de todo: sorpresa, desconcierto, asombro... Sobre estas impresiones va este post, sobre el cómo me sentí, más que explicar qué lugares visité ya que, vergüenza de mí, era mi primera visita a la capital italiana y fui a todo lo que un guiri de manual iría.

Explicaré básicamente cuáles fueron mis seis impresiones de la ciudad romana, obviamente de la forma más subjetiva posible, dando un toque de realidad al asunto. Hay que decir que pasé por diferentes etapas anímicas durante mi viaje, desde el típico ¡Roma es un caos! a el hombre es capaz de crear cosas extraordinarias.

Mi viaje a Roma pues, se ha compuesto de las siguientes esencias o impresiones que han marcado en mí una sensación difícil de expresar e incluso, en muchos instantes, contradictoria. Aquí os dejo seis de ellas:


- Sorpresa. Éste es uno de los sentimientos más recurrentes que tuve. Me sorprendió lo grande que es la ciudad. Únicamente estuve visitando el casco histórico o centro de la ciudad y el imaginar que había cabida para más versiones de la ciudad romana, me sorprendió. Probablemente, si vuelvo a visitar esta ciudad en un futuro, visitaré zonas menos turísticas para sentirme como otra ciudadana más de esta localidad.
Otra de las cosas que me dejó descolocada fue la cantidad de historia conservada en ella. Uno puede pensar que los siglos pasan por una ciudad tan grande como ésta, arrasando con el pasado, pero este no es el caso. Allí, edificios de todas las épocas conviven y confluyen en un mismo distrito, cada uno con historias la mar de diferentes y seguramente que, más de una vez, interconectadas.

- Desconcierto. No sé qué opinión tener de los romanos, me refiero a que en este viaje he tenido escaso contacto con ellos y no tengo una opinión formada de éstos. Me paro a reflexionar en esto y considero que es triste que haya sido así. Supongo que esto pasa cuando el único lugar que has visitado es el centro neurálgico del turismo nacional. El mayor trato que he tenido con ellos fue bastante desagradable ya que, de buenas a primeras, discutí con dos chicas italianas que no me dejaban acceder al autobús que había contratado previamente por internet.


- Asombro. Por, como ya he dicho anteriormente, la cantidad de monumentos conservados hasta la fecha. Me encantaría conocer más lugares como éste, donde poder ver, con mis propios ojos, vestigios de civilizaciones anteriores a la nuestra, con tal precisión en el detalle que, hasta mis pensamientos pudieran trasladarse en el momento tal o cual en el que sucedió un gran acontecimiento, que culturalmente supuso un cambio en sus vidas.

Arquitectonicamente pude ver iglesias que, a mi parecer, ni el mejor arquitecto del momento hubiera podido imaginar. Está claro que lo que los grandes desean es fusionar utilidad con innovación creando en el visitante una experiencia única y ¡quién sabe si irrepetible!

- Caos. Durante mi estancia allí, me costaba creer que estaba en el primer mundo. Esta reflexión no fue mía, sino el de un chico argentino con el que intercambiaba impresiones sobre la ciudad. Esta frase se quedó grabada en mi mente hasta mi vuelta a Barcelona. Probablemente cómo es la ciudad y sus habitantes no dista mucho de cómo eran los barceloneses hace 30 años. La verdad es que parece una ciudad sin ley en el que lidera el más fuerte aunque creo que los romanos deben estar cansados de tantos turistas y este sentimiento es más que comprensible.

- Suciedad. Tanta gente y pocas papeleras, es lo que tiene. Hay suciedad por todas partes y eso, se nota. Un lugar tan concurrido tiene que tener los deberes hechos en cuanto a limpieza y éste no es el caso. No recuerdo que hubieran papeleras por doquier (ni siquiera bancos para descansar tras largas horas de caminata), lo bueno es que tiene fácil solución.

- Inmensidad. Ésta es la sensación que tuve al visitar varias de sus edificaciones destinadas al culto religioso. ¿Cómo el hombre es capaz de llegar a tal nivel de ostentosidad cuando se predica exactamente lo contrario? No hay duda que son lugares impresionantes en los cuales multitud de personas trabajaron durante años para conseguir un resultado que deja boquiabierto a cualquiera, pero me resultó difícil de comprender tanta majestuosidad. De todas formas, opino que difícilmente se podrá hacer coincidir tanta pintura, escultura y edificio de calidad como se ha hecho en esta ciudad.

Ya véis que mis impresiones fueron de lo más variopintas. Por este motivo, recomiendo la visita a esta ciudad ya que, a mi parecer, puede crear distintas opiniones dependiendo de las experiencias vividas en ella y de cómo es uno mismo. Sin más, ya estoy en busca de un nuevo lugar que descubrir y disfrutar.